Un rincón de recogimiento entre historia, fe y tradición
En plena calle El Calvario, justo en el inicio de La Herrería, se alza un pequeño pero simbólico conjunto patrimonial que forma unidad con la histórica Alhóndiga y una fuente contemporánea, obra de la artista Maribel Sánchez Bonilla.
Ubicado sobre una isleta de planta triangular y rodeado de altos pinos —que, según cuentan, podrían ser los últimos testigos del antiguo bosque que descendía desde las cumbres de Tacoronte—, este lugar invita al sosiego y la contemplación.
Dentro del nicho acristalado se conservan las imágenes de San Juan, la Magdalena y la Dolorosa, piezas de autoría local realizadas a finales del siglo XVII. A ellas se suma una imagen más reciente de Cristo, donada por devotos. Las primeras menciones documentadas de este Calvario datan de 1674, lo que lo convierte en uno de los espacios devocionales más antiguos del municipio.
Pero más allá de su valor artístico o histórico, El Calvario sigue siendo un punto vivo en la religiosidad tacorontera. Es lugar de paso, encuentro y retorno durante las procesiones que recorren el municipio a lo largo del año, especialmente en Semana Santa y durante la Romería de San Isidro, cuando se convierte en un hito cargado de emoción y tradición.
Un lugar que, sin grandes pretensiones, ha sabido mantener su alma intacta a lo largo de los siglos.