Longitud:
- Corta: 1 km.
- Larga: 2 km.
Paradas obligadas: 5
Dificultad: 0
El nombre de este sendero hace referencia a la notable presencia de viñátigos centenarios que acompañan al caminante a lo largo del recorrido. Se trata de un tramo circular clasificado con baja dificultad.
El camino comienza en el Centro de Información Patrimonial de Agua García, desde donde se desciende por los cauces de los barrancos de Toledo y del Salto Blanco. En este entorno natural, el visitante encontrará dos puentes de madera que conducen a las Cuevas de Toledo —también conocidas como cuevas de vidrio—, una red subterránea excavada en el siglo XVI para la extracción de traquita, una piedra empleada entonces en la fabricación de vidrio.
Conforme te adentras en este espacio único, la diversidad biológica del monteverde comienza a desplegarse. El bosque se anima con la presencia de distintas especies, pero es el viñátigo el verdadero protagonista. Algunos ejemplares alcanzan edades notables, como el famoso viñátigo “de la Cuna”, que podría tener entre 800 y 1000 años.
Este lugar es también hogar de numerosas curiosidades. Una de las más llamativas es la existencia de pequeños roedores que, tras ingerir la savia ligeramente psicoactiva que brota de las raíces de los viñátigos, entran en un curioso estado de embriaguez temporal.