Un monte siempre verde

Longitud: 500 m.
Paradas obligadas: 4
Dificultad: 0

Prepárate para descubrir uno de los tesoros verdes más singulares de Canarias: el Bosque de Agua García. Aquí, donde la vida florece haga frío o calor, te espera un ecosistema siempre verde, conocido como monteverde. A lo largo del sendero que estás a punto de recorrer, tendrás la oportunidad de explorarlo con tus propios ojos.

Hoy en día, el monteverde solo se conserva en buen estado en dos lugares del mundo: Canarias y Madeira. Este tipo de bosque ocupa zonas húmedas y templadas, donde los vientos alisios traen consigo un bien esencial para la vida: el agua. Desde los pequeños insectos del suelo hasta los grandes árboles, todos dependen de este recurso vital. Pronto entenderás cómo cada ser del bosque colabora para captarlo y conservarlo.

Los Guardianes del Elixir

A medida que avances por el sendero, conocerás a los auténticos guardianes del agua en este ecosistema. Entre ellos destaca el viñátigo, un árbol majestuoso que crece en los suelos ricos y húmedos del Barranco de Toledo. En Agua García, estos árboles no solo sobreviven, sino que prosperan durante siglos, ayudando a mantener el equilibrio del bosque.

Y no estarán solos: más adelante encontrarás otros viñátigos centenarios que han compartido su “elixir” con visitantes inesperados. ¿Quiénes han sido esos huéspedes? Cuando lo visites, lo descubrirás.

Un Pacto por la Vida

Uno de los puntos más especiales del recorrido es la Madre del Agua, un lugar donde la historia y la naturaleza se entrelazan. Aquí se alzan árboles centenarios que custodian una antigua galería de agua, construida para abastecer a los habitantes del entorno.

Desde el siglo XVI, la vida de las comunidades cercanas dependió del agua y de los árboles. Pero en este lugar, se tomó una decisión sabia: proteger el bosque a cambio de permitir el uso sostenible de su recurso más valioso. A pesar de las amenazas y la reducción del monteverde a lo largo del tiempo, el pacto se ha renovado. Hoy, el compromiso con la naturaleza sigue vivo, e incluye restaurar lo que fue dañado.

Final del recorrido

El sendero finaliza en una explanada equipada con bancos y descansaderos, perfecta para detenerte, respirar y reflexionar antes de emprender el regreso. Este lugar no solo ofrece descanso, sino también la oportunidad de conectar con un paisaje que ha sabido resistir y renovarse.